Mi
profesión de origen es técnico Laboratorista Químico egresada del IPN de la
vocacional 6 y tengo la carrera trunca de Medicina. Al buscar trabajo como
Laboratorista o algo relacionado con la medicina y no encontrar decidí que
tenía que estudiar algo más que me abriera las puertas y con lo cual conseguir
ese trabajo que buscaba. Un día en casa platicando con algunos familiares me
comentaron que sería bueno que estudiara inglés que tal vez con esto lograría
cumplir con mi objetivo. Así que ingresé a Harmon Hall y lo estudié. La forma
de dar clases me agrado, el ambiente de trabajo y estudio. Al terminar el curso
se abrió la posibilidad de estudiar el curso de Teacher con el cual me acerqué
a la docencia.
Cerca
del fin del curso de Teachers ingresé a una escuela primaria a impartir clases,
debo confesar que fue una experiencia traumática, los grupos no eran grandes
pero realmente es admirable la labor que hacen los profesores de este nivel al
controlar y mantener la atención de 15, 20, 30 o hasta 40 niños. Tomé la
decisión de que eso no era lo mío por lo cual dejé ésta escuela. Creo que aquí
experimente más aún el ser profesor novato, frente a todos esos pequeños niños
que me comían, debido a mi falta de experiencia, lo cual se me notaba hasta en
el momento de planear una clase, ya que a pesar de haber estudiado el curso que
comprendía todas aquellos métodos de la enseñanza del inglés, no sabía de
aquellas estrategias para motivar a mis alumnos, sobre todo alumnos de una
escuela de paga en la cual los creen que debes de acceder a todos su berrinches
y caprichos porque si no sus padres se quejarán con el director. Por eso al
sentirme una profesora sin valor, frustrada y más aún sin nadie a quien
acercarme para platicar mi experiencia o tal vez con vergüenza de que se
enteraran de que no podía manejar a 10 alumnos de primero de primaria decidí
dejarla. Ahora que veo esa parte de mi quehacer en la docencia pienso en todo
lo que debí haber hecho y no hice, ahora que tengo un poco más tiempo de
experiencia y que conozco un poco más de esas estrategias, ahora que me he acercado
a compañeros con muchos años de experiencia, los cuales te comparten de las
suyas y te das cuenta de que no fuiste el único en sufrir de ellas.
Un
día buscando otra opción llegue a una universidad privada en la cual tenían un
centro de idiomas y necesitaban maestros, recuerdo que el mismo día que me
presente un profesor me entrevisto para saber cómo estaba mi nivel y me dijo
que me hablarían. Él trabajaba en Conalep, un día marco directamente a mi
celular y me comentó que dejaría las horas que tenía en el plantel que si me
interesaban por supuesto le dije que sí y él me presento con la jefa de
formación técnica y me aceptaron. De esta manera llegue al plantel al cual
desde hace 5 años y hasta hoy en día trabajo. Actualmente también cubro
talleres en una secundaria de tiempo completo, en la que hay que buscar
dinámicas y actividades lúdicas para que los alumnos aprendan jugando.
En
mi labor como docente me he dado cuenta
que el acercarse a los jóvenes no es fácil, dejar algo representativo y
significativo en ellos tampoco, y menos cuando te ven joven y creen que no
tienes la autoridad necesaria para que ellos te respeten pero con el tiempo y
el trato diario se dieron cuenta de que lo merecía y que también podía
apoyarlos en situaciones personales, que mi cercanía a su edad me hacía más
sensible a sus problemas tanto en la escuela como familiares y sociales. En
cuestión de disciplina siempre puse las reglas muy claras y mis lineamientos en
la forma en la cual nos debíamos conducir en el salón de clases ya que esta
disciplina de la cual habló debió empezar por mí desde el momento en el cual
puse mi celular en vibrador para que ni ellos ni yo lo atendiéramos en el salón
de clases. Me di cuenta de que si quería que los alumnos siguieran una forma de
conducirse en mi clase tenía que empezar yo respetando ésta regla, esto me
facilitó mucho el mantener el orden dentro del aula y también me gané su
respeto fuera de ella. En este momento
me di cuenta lo equivocada que tal vez estuve en mi profesión, supe que amaba
el dar clases y acercarme a los jóvenes. Tal vez en este momento sentí esa
libertad de la cual habla el autor de “La aventura de ser maestro” hasta este
momento sentí esa alegría que da el saber que sirves a los alumnos en una forma
humilde y sabiendo que estas a su disposición. En mi idea de ser médico buscaba
ayudar a las personas yo quería una profesión que me permitiera hacerlo y por
situaciones personales no la terminé pero llegue a un lugar donde también
necesitaban ayuda, ayuda para aprender, ayuda para aumentar su autoestima,
ayuda para vivir. De esta forma he tratado de ser humilde para poder ayudarlos
en forma correcta, de guiarlos no sólo en el aspecto académico sino esperando
ese “secreto magnífico”. Llegué al lugar
correcto la docencia.
El
ser profesor me emociona, me llena, me ilusiona el conocer nuevos alumnos cada
año, me llena de nervios el saber si cubro sus expectativas, si en la
evaluación que realizan comentarán que les agrado mi trabajo, lo que me
recomiendan para mejorar mis clases, lo que no les agrada, esto me llena de
satisfacción, me indica que voy por buen camino y me invita a seguir
preparándome para que todos estos comentarios sigan siendo constructivos para
mí y efectivos para ellos en el aula.
Algunas
veces la intención de querer hacer bien las cosas baja, debido a que éste es un
trabajo demandante, no sólo trabajamos las horas que tenemos en el semestre en
nuestro plantel, en mi caso no contamos con horas de descarga, así que es
necesario trabajar en casa, a veces el mismo número de horas a la semana que
las que se tienen frente a grupo y los estímulos no aumentan, todo sigue igual,
sino es que más demandante, más formatos, más requerimientos, también el nivel
académico con el que recibimos a los alumnos, ya que en mi plantel se reciben alumnos con muy bajo nivel
académico, pero recuerdo porque estoy aquí, porque el ser docente complementa a mi vida personal y es por eso
que día a día hago mi mayor esfuerzo para poder dejar esto atrás y ver solo
para adelante, a ese futuro del país que tenemos en nuestras manos y que
necesita de nosotros.
En
mi experiencia tomando el curso de PROFORDEMS ha sido muy útil, me fui dando
cuenta de que muchas de las estrategias que hemos leído y las competencias
estaban en práctica en mi salón de clases, y que aún sin saberlo, las manejaba,
ahora las reconozco y trato de planearlas de una mejor manera. No niego que es
difícil debido al tiempo que este demanda pero también es gratificante el
aprender cada día algo que se puede aplicar con mis alumnos y que esto nos
permite facilitar y mejorar su aprendizaje. También me ha servido para
acercarme más a las TIC y utilizarlas más a menudo tanto en mi preparación de
clase como en ella misma.
Así
que creo estar en el lugar correcto, lugar que con todos sus sinsabores me
llena más de satisfacciones que trato de retribuir guiando a mis alumnos en la
construcción de su aprendizaje.
Buen trabajo compaññera¡¡¡¡
ResponderEliminarHola, me identifico contigo, cuando llegué a mi centro de trabajo, un padre de familia me pregunto por la maestra nueva, con los alumnos pasó lo mismo, me dijeron que si me iba a inscribir, pero cuando me presente frente a ellos, y dije que era su maestra, se sintieron confundidos, pero no me faltaron al respeto, vieron que era joven pero que tenía un buen caracter y los entendía mejor, hasta ahora como maestra me respetan pero también hay ese acercamiento con ellos que les permite resolver sus dudas o platicar sus experiencias, como tu, me encanta sen maestra.
ResponderEliminarHola compañera Violeta, admiro mucho de usted que no se haya rendido ante estos obstáculos, algunas veces nos enfrentamos a muchos de ellos, pero está en nosotros dejar de luchar por lo que queremos lograr o seguir adelante para que al final consigamos nuestros objetivos y que realmente estemos satisfechos con nuestra labor.
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